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15 - Besos en los ojos
16 - Mecomolasese
17 - Tampoco venus
18 - Cachorra luz
19 - Lástima
20 - Cuerdas
21 - Bonus track
Todos los temas compuestos por Darío Reinosa salvo en donde se indica.
Ficha Técnica
Grabado en Estudio «Los Ángeles» por Enrique Vellozo incluyendo tomas realizadas en «El Living» por Hugo Celli y en «Estudio Records» por Walter Linás.
Producido y arreglado por Darío Reinosa y Juan Carlos Ferreira salvo en donde se indica.
Voz de Berta Pereira (2) producida por Pollo Píriz
Cada músico participó en la composición de los arreglos que ejecutó y aportó ideas generales.
Mezclado en Estudio «Los Ángeles» entre octubre y noviembre del 2000 por D. Reinosa y E. Vellozo, asistidos por Braulio Burgueño, salvo temas 4, 13 y 16, mezclas dirigidas por J.C. Ferreira. Tema 19 mezcla dirigida por Rodrigo Ortís.
Masterizado en diciembre del 2000 por Luis Restuccia en Estudio «Del Cordón»
Gestión Cultural: Laila Reyes Silberberg
Dirección General: Darío Reinosa
Fotografía: Inés Filgueiras
Diseño, digitalización de imágenes y arte final: Rodolfo Fuentes
Producción ejecutiva: Ángel Atienza
En la década del '80 ser un músico poli-instrumentista en Uru-guay era casi una maldición. Afinación entre tema y tema, proble¬mas con el sonido, micrófonos rebeldes...
Por suerte «aquellos de los '80» dejaron semillas que germinaron en músicos como Darío Reinosa, que además de componer, arre-glar y producir, se manda con «sic»: voz, guitarra, armónica, djembé, afoxé, cajón, tarros, campana, flauta traversa, latín, chifle de émbolo, botella de cerveza soplada y percutida, útiles de coci¬na, cencerros, latas, frascos, lápices, ocarina, teclados, k-zoo, tap en el pedregullo... en fin... suma de talento, sinceridad y gozadera.
No hace falta acá mencionar la cantidad de gente valiosa que cola¬boró en esta grabación, basta agregar que se nota cuando se escu¬cha, que hay empatía y mucho afecto además de virtuosismo, mezcla imprescindible para un disco auténtico. Como todavía me acuerdo de la emoción de ver terminado mi primer disco, digo que me complace formar parte de alguna ma-nera de este parto de belleza, luz y sonido. Disfruten y difundan.
Laura Canoura
Crítica Primer disparo de un viejo tirador.
Darío Reinosa tiene 43 años y figuró como cantante, guitarrista y compositor a partir de 1970, cuando tenía 11.
Nunca estuvo en la primera línea, y no por falta de talento sino porque sus incursiones fueron esporádicas y dispersas.
Recién en los últimos noventa empezó a actuar regularmente como percusionista (acompañando, entre otros, a Rossana Taddei y al Cabra Quinteto).
Explorador y creativo en ese terreno, empezó a sorprender a quienes no lo conocían de antes: "Qué bien canta el percusionista" (algo especialmente meritorio al lado de una voz espectacular como la de Rossana Taddei).
En realidad se trata más bien de un cantante que se reveló percusionista, y no el aparente contrario.
Su primer disco contiene canciones compuestas a partir de 1991, se empezó a grabar en 1998 en forma independiente y fue concluido en 2000.
Entre un nivel brillante y uno decoroso, Darío canta, toca percusiones, distintos tipos de guitarras, flautas, teclados, batería, bajo, armónica y cazú.
Por si fuera poco ese despliegue individual, cuenta con un equipo acompañante estelar, que incluye, entre otros, a Hugo y Francisco Fattoruso, Mariana Ingold, Nicolás Mora, Rafael dos Santos "Funfu", Popo Romano, Berta Pereira, Francisco Lapetina y muchos otros instrumentistas de primera.
Juan Carlos Ferreira comparte con Reinosa la muy competente producción (su estilo coincide de tal manera con los trabajos autorales de Ferreira que es difícil saber hasta dónde va la colaboración de uno y de otro, o si se trató simplemente de una enorme y rara empatía de gustos y propósitos).
La influencia predominante y clara es la de Djavan: hay muchos elementos de estilo, procedimientos, ámbito afectivo y "aire" que remiten al alagoano (quedan especialmente en evidencia cuando Reinosa asume el sonido Ronnie Foster del Djavan más difundido, como en "Primer disparo"). Es un ámbito que, de por sí, ya implica dificultades técnicas que el equipo sortea con solvencia. Pero no hay dependencia del modelo. No se meten en experimentos rítmicos tan radicales, no usan ritmos ni modalismos tradicionales brasileños, y cuando incursionan en uruguayeces (candombe, murga, tango) la referencia a Djavan desaparece.
Hay además unos intentos muy personales entre el humor, el absurdo, lo fragmentario y lo grotesco. La versión de "Uno" tiene ese término medio entre la sátira y el sentimiento genuino que caracteriza las interpretaciones tangueras de Rada.
Darío tiene una gran técnica vocal, y prefiere elementos de emisión de jazz de la generación de Al Jarreau, aunque no carga en el uso de la "voz como instrumento", prefiriendo explorar las modulaciones de matices en notas largas (especialmente unos muy expresivos agudos roncos).
Se tira además a imitaciones bien hechas de cantaor flamenco, tanguero y murguista.
Las letras están muy bien hechas en lo sonoro, en la variedad de vocabulario, riqueza e imprevisibilidad de rimas y de evocaciones. Se ubican en un mundo vago, donde las "historias" o situaciones quedan apenas insinuadas.
Como suele ocurrir en las músicas influidas por el jazz-rock, dominan las expresiones de "relación suinguera con la magia de la vida" (algo que Djavan también tiene, aunque se escapa con frecuencia para exponer estados angustiosos o depresivos).
Algunos de los muchos (¡21!) surcos del dc parecen ser ocurrencias improvisadas, de esas que en un ámbito doméstico cercado de implicancias emocionales extramusicales se revisten de una magia que parece motivar su inclusión en el fonograma. Puede ser que en este contexto público y menos personal no se preserve el encanto original y quede tan sólo su cáscara -la idea de que la magia estuvo en algún momento-. Pero Darío se tira a todo con una rara convicción, intensidad y competencia.
Guilherme de Alencar Pinto
- Brecha 880/11 de octubre 2002.
Contacto: cadapaso@adinet.com.uy
Sitio Web: www.myspace.com/darioreinosa
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