TANGO JAM | |||||||||||||||||||
José Reinoso | |||||||||||||||||||
PA 5587-2 (2013) | |||||||||||||||||||
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Ficha Técnica José Reinoso - piano y arreglos Invitados especiales: Grabado y mezclado por Gorka Dresbaj enThe Room Bcn (Barcelona, 2010) Dibujo de tapa: Alfredo Genovese (www.fileteado.com.ar) Diego Piñera plays Canopus drums, Meinl cymbals and uses ProMark sticks. Mi abuelo paterno era fanático de Carlos Gardel, tanto que tenía su discografía completa, incluso muchos de los discos los compraba de a dos, por si uno se gastaba de tanto escucharlo. También cantaba y tocaba la guitarra, era un muy digno imitador de Gardel, lo curioso era que no escuchaba otra música, la única música que existía para el era Gardel, en su tocadiscos estaba prohibido reproducir grabaciones de otros artistas distintos a Gardel. Este fue mi comienzo con la música, yo diría que durante mis primeros cinco años de vida no escuché otra música. En 2001 tuve la suerte de hacer la primera gira por España con el gran guitarrista argentino Luis Salinas. En una parte del show Salinas se quedaba solo, tocando tangos de Gardel (Volver, El día que me quieras, Milonga Sentimental) y otros tangos también clásicos de otros compositores, pero sonaban como standards de jazz, con la melodía ornamentada y con improvisaciones sobre la rueda de acordes de la canción. Me impactó descubrir gracias a Salinas la enorme riqueza del tango a nivel melódico y armónico. Se abrio así todo un mundo musical para míi, volví a escuchar grabaciones de Gardel, Horacio Salgan, Anibal Troilo, Osvaldo Pugliese y comencé a estudiar grandes clásicos del Tango pero como si fuesen standards de jazz, intentando improvisar sobre la forma de la composición. Descubrí entonces que al igual que la Bossa Nova, o el Bolero, el Tango también puede ofrecer un marco sólido para poder improvisar. Tengo la suerte de contar en este disco con un gran contrabajista de jazz como Horacio Fumero (contrabajista estable de Tete Montoliu durante 17 años) y que a su vez conoce muy bien el tango. Lo mismo debo de decir del talentosísimo baterista Diego Piñera que tiene una sólida formación jazzística y a su vez conoce el tango y los ritmos uruguayos como nadie. Agradecimientos. Dedico este disco a la memoria de mi abuela Monona. Te tuve presente durante toda la grabación.
Cuando José Reinoso me hizo llegar este cedé lo primero que pensé fue: ¡lástima!, no corren buenos tiempos para la música grabada (por buena que sea)... Miré la funda, entonces todavía blanca y con el texto escrito a mano, y no pude reprimir una cierta tristeza. Lo puse en el lector del coche, la mejor manera de escuchar un disco por primera vez es hacerlo mientras conduces (no en un atasco, por supuesto), y allí me quedé, clavado. Llegué a mi destino mucho antes de que el disco concluyera (en mi pueblo las distancias son cortas) pero permanecí en el coche hasta que la música llegó a su fin. Pocas veces sucede tan de improviso pero allí estaba yo, atrapado por las primeras vibraciones de un piano embriagador y una percusión inquietante que, entre el dolor y el éxtasis, se fundían minutos después bajo el coup de grace de un contrabajo solitario (diabólico, diría). Ese primer tema era ya como la desaforada historia de toda una vida (¿la suya? ¿la mía?), un cúmulo de estallidos de pasión cercanos, distantes. Respiré hondo, jondo tal vez, y siguieron otras historias sin palabras (no eran necesarias) balanceándose en paisajes cambiantes, entre el día y la noche, sensaciones entre la verdad y la mentira, hasta concluir, ¡cómo no!, con el suspiro de un bandoneón que se acalla en la penumbra (o acalla la penumbra, quién sabe).Cuando se hizo el silencio, mejor decir un vacío, me di cuenta de repente de dónde estaba. Había viajado por extensos altiplanos dorados por el sol, por estrechas y húmedas callejuelas siempre oscuras, por espacios abiertos, por tugurios de arrabal, por el Río de la Plata y el delta del Mississippi, por el Atlántico y por el Mediterráneo, por ese Sur que todavía existe y por ese Norte más soñado que tangible,... todo al mismo tiempo. Salí del coche consternado, toqué de pies en tierra y volví a respirar hondo. Llegué tarde a mi cita pero inusualmente feliz. Al escuchar estas grabaciones no sabía quién tocaba, lógicamente José Reinoso pero no había incluido en su nota ningún otro nombre. Mejor, mucho mejor, eso evitaba prejuicios positivos hacia músicos que creí reconocer y que me hubieran predispuesto favorablemente. No, mi primera sensación no estaba contaminada. Clavado en el asiento de mi coche me había poseído el extraño placer de una música aparentemente espontánea (lo de jam en el título no parece casual), terriblemente cercana, acariciante, sensual incluso y, a la vez, malvada, perversa como las historias que narran esos tangos tan queridos que nos siguen y nos persiguen tanto en la samba como en el bolero, en el blues o en la java. Son Tangos (así con mayúsculas) pero no lo son: son bastante más. Punzantes, dolorosos, ambivalentes, reconfortantes,... realmente peligrosos. La lástima es que efectivamente este disco nace a destiempo, debería haber salido hace diez años cuando el mercado estaba deseoso de nuevas sensaciones y los discos formaban parte de nuestro paisaje cotidiano. O dentro de diez años cuando el mercado haya regresado a sus cauces naturales y, tengan la forma que tengan (la tendrán, no es imaginable un mundo en el que la música sea algo intangible perdido en el hiperespacio), los discos vuelvan a ser un bien común.Recapitulemos, no es el mejor momento para Tango Jam pero, por suerte, todavía quedan pequeños héroes dispuestos a seguir remando a contracorriente para hacernos la vida más soportable. Tango Jam ya está aquí, a destiempo: pues ¡qué bien!, ¡qué gozada! No podemos permitir que una obra así caiga en el ostracismo sólo porque el mercado discográfico se haya autodestruido (ni la música, ni los músicos, ni los melómanos nos lo merecíamos). Es una responsabilidad compartida: José Reinoso ha hecho su parte, ahora nos toca a nosotros hacer la nuestra. Es justo y necesario.He consumido casi 650 palabras y no he hablado de José Reinoso, o tal vez sí: nada mejor que su música para saber algo cierto de él, todo lo demás es superfluo.
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©Nicholas Dominic Tavola |
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